lunes, 23 de marzo de 2015

El cuaderno de Alejandro

 
Semana 23 de la VIII edición del concurso Relatos en Cadena organizado por @laventana y @deescritores. La frase de inicio era: “Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón”. Y en menos de cien palabras...
 
 
 
1-El cuaderno de Alejandro
 
Todo estaba dibujado en aquella pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón. Cualquiera podía seguir el rastro de sus pensamientos con tan sólo hojearla; por eso ponía mucho cuidado en no extraviarla y se cercioraba una y otra vez de que seguía en su sitio. En la primera página, con letra vacilante, estaba escrito: hoy he conocido a Emma. Unas páginas después: me gustan sus jerséis de lunares y su coleta rubia. Más adelante: me ha mirado en el almuerzo. Confiaba en que el cuaderno –Alejandro López, Primaria, 4ºB- le durara hasta el día luminoso en que ella le sonriera por primera vez.
 
 
2-El hombre de los caramelos
Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón, oculta como una lista secreta de cosas que lo perturbaban pero a las que no podía renunciar. Una pulsión oscura lo llevaba cada tarde al bosque y allí se sentaba a esperar en el mismo banco. Cuando llegaba la hora se sacaba la libreta del escondrijo y discretamente iba pintando: una melena rubia, una falda corta, unas zapatillas rosa. Cuando acababa el dibujo guardaba el manoseado cuaderno en el lugar acostumbrado y, con pasos silenciosos, abandonaba el parque. Caía la noche, su sombra se alargaba. Mañana, sin falta, llevaría caramelos.
 
3-El adjunto
Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón. La sacó y la abrió por la primera página. Deslizó las gafas hasta el borde de la nariz y leyó: Amelia. Chupó la punta del lapicero y puso una equis junto a ese nombre. “Acaba hoy”. El siguiente: Antonio. Garabateó un círculo. “Renueva”. Cada gesto de esa jornada le recordaba dolorosamente a aquellas silenciosas cenas con sus padres cada cuatro semanas cuando volvía del seminario.
-Estudia y hazte un hombre de provecho- le decía su madre en cada visita.
Así lo hizo pero éste era un trabajo de mierda y, como entonces, seguía odiando los últimos viernes de mes.
 

lunes, 16 de marzo de 2015

Sueños de tiza


Semana 22 de la VIII edición del concurso Relatos en Cadena, organizado por @laventana y @deescritores. La frase de inicio era "Pintando aquellos extraños bisontes". Y en menos de cien palabras...


Pintando aquellos extraños bisontes en la pared rocosa la tarde se hacía más corta. Dibujé una casa con sol, pinté un amigo. Cayó la noche sobre el descampado. Mi madre me llamó para cenar y allí fuera, bajo la luz pálida de las estrellas, en silencio comimos el bocadillo. Al volver a la chabola ninguna de esas cosas se había convertido en realidad.

lunes, 9 de marzo de 2015

Seguía atrapado ahí dentro



 
 
Semana 21 de la VIII edición de Relatos en cadena de @laventana y @deescritores. La frase de incio era "Seguía atrapado ahí dentro". Y estas son mis propuestas.
 
1-La modelo

Seguía atrapado ahí dentro, justo donde el plexo solar. Años de tratamiento y de terapia, de psiquiatras y psicólogos, no habían conseguido diluir ese peso sino tan sólo mantenerla con vida. Pero qué vida era ésta: sumas y restas; gramos de comida y miligramos de medicamentos. Su cabeza era como un fabuloso centro de operaciones capaz de poner todos sus sentidos a trabajar con un único fin: había que alimentar a aquel monstruo que iba ocupando el vacío que dejaba ella. Hasta que fue tan ligera como una pluma y el viento la arrastró.
 

 
2- La hermana pequeña 
 
Seguía atrapado ahí dentro, igual que hacía cuatro años. Volvió a su vida de la manera más tonta: se casaba la mayor y la casa se convirtió en un hervidero. Quizá por eso sus padres habían bajado la guardia. De nuevo intentó disimular su languidez, sus mejillas hundidas y sus manos siempre frías. El cabello empezó a caérsele a puñados.
-Pareces cansada-, dijo distraídamente su madre mientras abría uno de los regalos.
-Nervios por la boda-, balbuceó ella.
 Y empezó a buscar aquel viejo trapo negro con el que solía tapar el espejo de su habitación.
 
3-Zander y Leelah
 
 
Seguía atrapado ahí dentro, como siempre. Ni siquiera encontrarla a ella había conseguido esponjar aquel nudo en su garganta que amenazaba con asfixiarlo. Leelah era su novia, tan bonita que mirarla hacía daño a los ojos. Él se llamaba Zander y había nacido en un cuerpo que no le aceptaba. Por eso siempre estaba enfermo. Tenían quince años, el mundo en contra y ya no soportaban más ese encierro. La decisión estaba tomada. Dejaron una nota en la que decían que por fin iban a ser libres. Y a amarse.
 
4-Maneras de vivir

 
Seguía atrapado allí dentro, agazapado, esperando la hora. Dieron las doce y después la una. Atisbó por la rendija cómo se acercaban los viejos y polvorientos zapatos negros y que una mano dejaba una bandeja en la puerta como de costumbre. Pasados unos minutos el hombre abrió y cogió la comida, ávidamente y con recelo. Quizá se atreviera otro día aunque no podía ni imaginar de qué iba a vivir fuera de esa habitación en la penumbra.

 
 

 
 

 

lunes, 2 de marzo de 2015

Paracaidistas


Semana 20 de la VIII edición de Relatos en Cadena, organizado por @laventana y @deescritores. La frase de inicio que dejó el gran Juan Antonio Vázquez es "A nadie se le ocurrirá que solo quiso volar, como antes". Y esta es mi propuesta:


A nadie se le ocurrirá que sólo quiso volar, como antes de caer enferma. Dirán que no era más que una vieja que miraba por la ventana y que sabía que iba a morir. Sus amigas se santiguarán y sus hijos bajarán la mirada, avergonzados. Pero ellos comprenderán que el dolor era tan lacerante que solamente quiso experimentar esa sensación una vez más. Literalmente. Aunque fuera la última.