lunes, 21 de marzo de 2016

Fátima

Imagen: RTVE

Semana 23 del concurso "Relatos en cadena", organizado por @laventana y @deescritores. La frase de inicio era "Las palabras que ha aprendido por la noche". Y viendo imágenes como ésta sólo pude escribir esto:

Fátima


Las palabras que ha aprendido por la noche las olvida por la mañana. Su madre le susurra con dulzura “muñeca”, “pan” y “azúcar”, quedamente, con cuidado de no despertar a sus hermanos, con una voz que quiere ser la misma con la que hace unos meses le contaba cuentos en la luminosa habitación de su casa. Pero en cuanto amanece y la pequeña Fátima pone un pie fuera de la tienda de campaña, todos sus sueños quedan sepultados en el barro.

Lengua de sueños

Las palabras que ha aprendido por la noche no tienen ningún sentido por la mañana, en cuanto se cuela por una raja de la tienda el primer rayo de esa luz mortecina que envuelve todo el campamento. No comprende el empeño de la maestra de escribir en el barro con un palo palabras en alemán: guten Morgen, will ich Brot. Los niños y ella, contentos, repiten en voz alta esos sonidos extraños. Pero Houda sospecha que nunca llegarán a vivir en esa lengua con la que, a veces, hablan en sueños.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Muslo o pechuga



Semana 22 del concurso "Relatos en cadena", que organizan @laventana y @deescritores. La frase de inicio fue "Lo que daría porque fuese ya de día y su dulce voz me susurrase "lavavajillas", "espumadera" o "colesterol". Mientras, yo pensaba en muslos".

¡Lo que daría porque fuese ya de día y su dulce voz me susurrase "lavavajillas", "espumadera" o "colesterol"! Pero en cuanto caía la noche, se empeñaba en pronunciar la palabra "muslo" y, aunque yo me resistía, se me hacía la boca agua sin poderlo evitar. Sobre todo, si detrás de ese vocablo no había ninguna conjunción disyuntiva acompañada de la palabra "pechuga". Luego, tendidos en la cama, exhaustos, me daba cuenta de cuánto echaba de menos ella a ese joven deportista que aún no se había bajado de la bicicleta.

martes, 15 de marzo de 2016

El día último



Semana 21 del concurso Relatos en cadena, organizado por @laventana y @deescritores. La frase de inicio, que dejó la amiga Laura Garrido, era "Serán solo cien palabras". Y estas son mis dos propuestas.

El día último

Serán solo cien palabras las que escribirán en el informe. Pero no dirán nada de esa muchacha que conduce su pequeño coche azul; esa, que se ha detenido ante el semáforo en rojo y que mira con tristeza cómo el camillero sube al viejo en la ambulancia. Tampoco sabrán que llama “de borreguito” a esas nubes que consigue entrever mientras lo cargan en el vehículo. Como le enseñó su madre. Ni que conserva en la lengua el sabor de la papilla de frutas que le ha dado su nuera para merendar. Serán solo cien palabras: varón, blanco, 85 años. Causa de la muerte: infarto.

Últimas palabras


-Serán solo cien palabras-, intentó convencerlo su mujer.
Él observó con sorpresa un brillo nuevo en sus ojos, tan secos habitualmente.
-Creo que aún estás a tiempo-, insistió ella esforzándose en pronunciar la erre mientras le tendía el teléfono.
El hombre pulsó los números de la pantalla y habló sin acento, a pesar de los treinta años que hacía que vivía en Berlín.
-Papá, soy yo-, susurró el hijo, con emoción contenida. -¡Perdón!
-Gracias-, respondió el padre con la voz más dulce que había empleado jamás.